Los "noes" se repetían continuamente, ahogándote y quebrándose en tu garganta junto a ese erótico ronroneo que brota de tu pecho cada vez que mis labios rozan tu piel. Me dieron alas nuevas, más grandes y más oscuras, para no tener que quedarme con las ganas de tenerte cada vez que me apeteciera. Y cuanto más difícil me lo ponías más me gustaba el juego.

Si hay algo que quiera agradecer al 2011 es la oportunidad que me ha dado para "nacer de nuevo", más fuerte y más valiente, pero más oscura al mismo tiempo. Sigo siendo algo hermoso y delicado, pero en lugar de timidez, la seducción ha ido instalándose en mi sangre y en mi piel, convenciéndome de que eres mío.



