sábado, 10 de marzo de 2012

donde solíamos gritar.

A pesar de que los días van menguando la llegada de la primavera, mi corazón ya aletea desde hace varios meses como un colibrí. Las taquicardias han ido ganando peso en mi pecho, sobre todo cada vez que tus labios rozan mi piel. Estar contigo es...

... ¡demonios!, ¿cómo definirlo? Igual si me das otro beso recupero la dicción, porque las ganas de tenerte no las pierdo nunca. Como tampoco me pierdo cada minúsculo movimiento con los que tus ojillos -del color de la coca-cola- recorren mi gesto después de una explosión de vida y luz.

Y todos los días acostumbro a tachar un número del calendario. Este mes le ha tocado a los impares, pero de vez en cuando hago trampas y me salto un par de días, a ver si de esa forma llegamos antes al sábado y me abrazas un poquito. Mientras tanto, me contento con mirar una y otra vez las dos iniciales grabadas en un banco a fuego de compás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario